miércoles, 24 de junio de 2015

DIARIO DE VIAJE. CAPITULO V: AMBERES Y MÁS BRUSELAS. FIN DE VIAJE.

El domingo, último día de nuestro viaje, nos desplazamos en tren a Amberes. El trayecto desde Bruselas dura alrededor de cuarenta minutos. Lo cierto es que Bélgica cuenta con una fantástica red ferroviaria y es muy cómodo desplazarse por el país para conocer varias ciudades. 

Estuvimos toda la mañana callejeando por sus principales calles y después de comer volvimos a Bruselas. Al llegar a Amberes me di cuenta de que me gustaría la ciudad porque nada más bajar del tren descubrí una estación de tren muy bonita. 



Me pareció una ciudad medieval y cosmopolita a la vez. Hacía muy buen tiempo y todas las terrazas de la ciudad estaban llenas de gente tomando el sol mientras saboreaban una riquísima cerveza belga. Amberes estaba muy animado ese día. Me imagino que la gente está deseando que salga el sol para salir a la calle y disfrutar del buen tiempo. Además, es una ciudad portuaria bañada por el rio Escalda. 

Lo primero que hicimos fue visitar la casa de Rubens, uno de los puntos de interés de la ciudad porque fue una casa que utilizó el pintor como taller los últimos años de su vida y donde se exhibe parte de su obra. Después recorrimos el mercadillo que ponen todos los domingos cerca de allí. Había mas mercadillos por la ciudad ese día. 

Jardín de la casa de Rubens

Abandonamos el mercado para dirigirnos a las principales calles y plazas de la ciudad. Caminamos por la calle Meir hasta llegar al centro de la ciudad. Esta calle está llena de tiendas de ropa muy conocidas. 

Principio de la calle Meir, la calle más comercial de Amberes.

Enseguida llegamos a una plaza llena de terrazas desde donde se podía divisar la Catedral de Amberes.

Catedral de Amberes

Y seguidamente nos topamos con una calle llena de restaurantes que nos llevó a la plaza mayor conocida como Grote Markt. Todas las ciudades belgas tienen una Grote Markt. En esta plaza destacan el edificio del Ayuntamiento y la fuente homenaje a Silvio Bravo que según la leyenda "fundó" la ciudad y a quién se atribuye el origen del nombre de Amberes. 

Cuenta la leyenda que hace muchos años vivía un gigante en un pueblo junto al río Escalda. Este gigante portuario exigía un peaje a todos los capitanes que pasaban por allí con sus barcos y si éstos se negaban a pagar les cortaba la mano y la arrojaba al río. Un día apareció un centurión romano llamado Silvio  Brabo que, indignado por esa situación, se enfrentó al gigante y le cortó la mano arrojándola al río Escalda, poniendo fin a la situación. 

La ciudad de Amberes (Antwerpen) debe su nombre a esta leyenda. ( Hand=mano; Werpen= Lanzar)

Grote Markt

Por último, llegamos a la zona del viejo puerto, rodeada de restaurantes y donde podemos encontrar algunos museos. 

Puerto de Amberes

De camino al puerto, nos encontramos con el castillo de Steen. Está todo muy cerca. Se puede llegar fácilmente andando.

Castillo de Steen

Volvimos hacía las calles del centro y comimos en un restaurante argentino. Me sorprendió la cantidad de restaurantes italianos y argentinos que hay por el centro de Amberes. Después de comer volvimos a Bruselas y, desde la estación central, cogimos el metro para desplazarnos al barrio europeo de Bruselas, donde se encuentran los edificios de las instituciones europeas. Es una zona residencial sin ningún encanto pero cuenta con dos parques preciosos que hacen que merezca la pena acercarse a esta  zona. 

Destaca el parque del Cincuentenario. Nos sentamos en el césped como el resto de turistas y locales que estaban pasando la tarde del domingo allí. 

Parque del Cincuentenario

Destaca el arco del triunfo que preside el parque y que recuerda a la Puerta de Brandeburgo de Berlín.

Muy cerca de allí hay otro parque que me gustó mucho. El parque Leopold. 


Parque Leopold, al lado del Parlamento Europeo

Por último, cogimos un autobús junto a ese parque que nos llevó a la plaza Flagey, donde se encuentra el Café Belga. Este local es frecuentado por belgas ya que no es una zona de turistas. El plan de los belgas  un domingo por la tarde es ir a tomarse una cerveza al Café Belga. Justo enfrente de allí hay una especie de estanques o pequeños lagos que le dan a esa zona un toque especial. 

Foto del Café Belga hecha desde la plaza Flagey

Después de tomarnos las cervezas regresamos al centro de Bruselas para cenar. Al día siguiente abandonaríamos la ciudad y nada mejor que despedirnos de ella contemplando la iluminación de la Grand Place de noche. 

Grand Place de noche

Creo que fue un viaje bastante completo del que guardaré siempre un buen recuerdo por la cantidad de lugares y gente que descubrimos. Ahora os dejo con Hoy Será de Antonio Orozco.

À bientôt!!!

                                               

2 comentarios:

  1. Nunca he estado pero por las fotos se ve preciosa!! Creo que me gustaría más la parte medieval!! Ese castillo parece de cuento!!

    http://elblogderenee.blogspot.com.es/

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    1. Todas las ciudades flamencas que he visitado son muy similares pero, a la vez, tienen algo que las hace diferentes. La parte medieval es preciosa y callejear por esas calles te traslada a otro tiempo.
      Gracias por pasarte por mi blog! besos.

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