viernes, 19 de septiembre de 2014

BIRDS IN A LITTLE TOWN


Alfred Hitchcock nos mostró en su película The Birds, protagonizada por Tippi Hedren, que los pájaros no son tan tranquilos y tan dóciles como aparentan. La protagonista llega por sorpresa a un pequeño pueblecito costero para entregar dos periquitos que había encargado un chico del que se ha enamorado y los pájaros de la zona empiezan a comportarse de una manera extraña. Los habitantes del pueblo acusan a la forastera de ser la causante de los ataques de las aves. Creen que es la responsable de que la calma en ese lugar se haya roto. 

Parece impensable que los pájaros puedan comportarse de manera violenta pero a veces la realidad supera la ficción. Recientemente los habitantes de Cornualles, en Inglaterra, han sido atacados por gaviotas. Las aves de la zona se han vuelto agresivas y atacan a turistas en la playa para robarles comida. De hecho, ha habido personas que han sido atacadas y heridas por gaviotas cuando trataban de comerse un sándwich. 



Imagen de la región de Cornualles, Reino Unido

Por un momento, la tranquilidad de los pueblos costeros de la región de Cornualles se ha visto alterada por el comportamiento de los pájaros. Tal y cómo ocurrió en la película de Hitchcock. Y es que parece que en ese tipo de pueblos no puede ocurrir nada malo. La tranquilidad impera y todo el mundo se conoce. 

Por eso creo que ha tenido tanto éxito la serie Broadchurch, ganadora de los BAFTA 2014. Confieso que me ha enganchado desde el minuto uno. El primer capítulo comienza con la desaparación de un niño de once años en una localidad costera del sur de Inglaterra llamada Broadchurch. El cadáver aparece en la playa y todo apunta a que el niño ha sido asesinado. A partir de ese momento, toda la comunidad se convierte en sospechosa.  Nadie puede creer que en un lugar en el que los índices de criminalidad son prácticamente nulos se haya podido cometer un crimen. 

El pueblo deja de ser un lugar tranquilo donde todo el mundo se conoce para pasar a ser un lugar donde las apariencias engañan y donde no todo el mundo es quien dice ser. Y creo que ahí radica el éxito de la serie. 
A través de los capítulos descubrimos qué esconde cada miembro de la comunidad y salen a la luz hechos del pasado que estaban ocultos.

                                  
Imagen de Broadchurch (serie)

Y es que en los pueblos pequeños todo el mundo cree conocer al vecino. Los habitantes son como una pequeña familia. 

En las grandes ciudades hay mucha más inseguridad y un mayor índice de criminalidad. Por eso, cuando algo así ocurre en un pueblo tiene un impacto mayor en los vecinos. De repente, todos se vuelven extraños para los demás. Son como tranquilos pájaros que de repente se ponen en guardia y pueden volverse violentos si alguien perturba su tranquilidad. 

En las grandes ciudades la gente es más independiente. Es imposible conocer a todo el mundo pero hay más oferta cultural y de ocio y se vive de otra manera. La vida en un pueblo es más tranquila pero puede resultar aburrida y asfixiante. Todo tiene sus pros y sus contras.

En las grandes ciudades hay más oportunidades de trabajo y de diversión. Por ejemplo, me imagino que los jóvenes que crecen en  pequeñas localidades inglesas terminan por irse a Londres o a otra ciudad más grande. Igual que ocurre en España.

En Londres hay más trabajo y muchas cosas qué hacer. Es una ciudad en la que es imposible aburrirse. Pero la mayoría de gente que reside en ella lo hace por trabajo porque con el paso de los años puede llegar a ser agobiante ya que hay demasiada gente en todos los sitios y es una ciudad muy cara. 

A mi me encanta pero si viviera allí durante años no sé si opinaría lo mismo. Prefiero vivir en una ciudad menos grande y algo más tranquila. Aunque ahora mismo Londres es la mejor opción para muchos españoles que no encuentran trabajo en España. De hecho, en agosto estuve allí y un chico español que quiere dedicarse a la música me contó que llevaba allí tres o cuatro años y que le gustaba mucho porque es una ciudad que puede ofrecer oportunidades muy buenas a la gente que quiere vivir de la música pero que estaba un poco cansado del metro abarrotado de gente a todas horas, de compartir piso pagando un alquiler muy elevado y del precio de las cosas porque allí hasta tomarse una cerveza sale mucho más caro que en España. 

Pero por otro lado, la experiencia le estaba enriqueciendo y tenía la oportunidad de tocar la guitarra e intentar vivir de la música. Esa mañana estaba tocando en una de las barcas que llevan a turistas por el canal y recuerdo que se arrancó a tocar y cantar una malagueña. Concretamente la canción conocida como la malagueña o malagueña salerosa. Cuando vi la alegría que sentía al tocar y cantar comprendí que, a pesar de los inconvenientes, él es feliz dedicándose a lo que realmente le gusta aunque ahora mismo no le reporte grandes beneficios. Y como esta historia hay miles más y en todos los sectores ya que, desgraciadamente, la crisis económica ha hecho que mucha gente tenga que partir de cero en otro país. Como ya hicieron en su día nuestros abuelos, dejando el pueblo atrás para tener una mejor calidad de vida. 


La malagueña salerosa es interpretada en la película Kill Bill. Os invito a escucharla. ¡Buen fin de semana!




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